Twitter: @alfonsopinedach
Asesores de presidentes de El Salvador y México
estuvieron en Bucaramanga con Rodolfo Hernández
Rodolfo Hernández y Mario Camacho
El jueves pasado el director de El Frente, Rafael Serrano Prada y el exgobernador Mario Camacho Prada hablaron mas de una hora sobre diferentes temas, pero la mayoría de política. “Yo iba escribiendo lo que me parecía interesante por tratarse de un personaje muy reconocido en Santander”, dijo a LA PARRILLA Serrano Prada. “Y cuando me dice que el Partido Liberal se convirtió en el negocio de la familia Gaivira, yo tenía que salir en primera página con esa primicia”. “Además me confirmó su compromiso con la candidatura de Rodolfo Hernández”. Pero lo que no le gustó al exgobernador es que lo haya ubicado como el jefe nacional de esa campaña. Camacho Prada respondió enérgicamente al director de El Frente y los periodistas que divulgaron la notica, entre ellos Marcos Perales Forero, director del portal y grupo La Reforma. “Es más, el doctor Camacho me desafió”, sostuvo Perales Forero. Escuchar Por su parte Rafael Serrano Prada prefirió calmar al enfurecido exgobernador y le dedicó un poema de Federico García Lorca, titulado “La cuesta de la vida”. Ver ACÁ. Y a LA PARRILLA Mario Camacho afirmó:
"Apoyo al Ingeniero Rodolfo porque creo que es
capaz, creo en su proyecto, es santandereano, y Colombia debe ser gobernada por
alguien que demostró resultados:". "Soy un seguidor del candidato
presidencial. Y no director de su campa”.
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corrupción
La caricatura de Argón
Parrillitas
-En la Costa Atlántica el covid no es el problema, es el
dengue hemorrágico que llegó de México. Hay 36 personas en la UCI.
- Otra de las razones por las cuales debió renunciar
Andrea Méndez es porque estaba muy amenazada. Los piratas no le perdonan sus
campañas contra el transporte informal.
-En EEUU han salido publicaciones de centros de
comportamiento humano que indican que quienes se niegan a las vacunas sufren
problemas mentales que “en episodios se convierten en peligros humanos”.
-Bill Gates predijo en conferencia esta semana: “Habrá
otro peligro peor que el covid, el bioterrorismo”.
-Gustavo Petro tiene ingresos de 478 millones de pesos,
teniendo en cuenta que su salario de congresista oscilaría entre los 35 a 40
millones de pesos. Señala su declaración de renta que él publicó.
-Se han registrado protestas en la Cárcel de Mujeres de
Bucaramanga porque prohibieron visita de personas mayores de 70 años de edad,
así estén vacunadas.
-El candidato conservador a la Presidencia de la República
David Barguil estará la próxima semana en Bucaramanga.
-El ingeniero Rodolfo Hernández le comentó a LA PARRILLA que luego del debate el pasado domingo en la Revista Semana, todos los demás precandidatos que participaron fueron a abrazarlo y a felicitarlo.
UNA PERIODISTA SANTANDEREANA EN CARACAS.
$obre
VIVIR en Venezuela
Por Ruby Morales Sierra
Todos
hablan de la economía dolarizada de Venezuela, mientras el salario mínimo este
mes es de 7 bolívares, algo menos de dos dólares. En la mayoría de supermercados
y comercio la moneda que más circula es el dólar americano. Esta semana se
requerían 4 bolívares para comprar un dólar. El precio del dólar varía rápido en
un país donde el rebusque es la alternativa de sobrevivencia que se ha tomado a
fuerza de necesidad la vida de millones de venezolanos.
En
contraste, la gente siente un alivio de mayor seguridad en las calles. Mientras
que ha cedido la escasez y hay una importante oferta de productos, mercancías y
alimentos, la mayoría importados. Los anaqueles están más surtidos que hace
años, mientras el costo de los alimentos se llevan la mayor parte de los
ingresos de las familias. Los alimentos están costosísimos y productos como el
pescado, el pollo y las carnes se ofrecen a precios tan elevados, que son casi
artículos de lujo.
Nada
tan apetecido por estos días en toda Venezuela que los dólares en efectivo, en
especial de baja denominación. La
diferencia de que se compre realmente lo que se necesite y pueda, especialmente
para comer, comprar medicinas o productos de aseo, está relacionado con que
tengamos a la mano billetes de 1, 5, 10, 20, 50… dólares. Los billetes de 1 o 2
dólares son casi imposibles de conseguir. “Aquí no existen, dicen”, así que casi
nunca hay vueltos, y nos vemos forzados a recibir de cambio más harina pan, un
chocolate, galletas o cigarrillos.
Ah,
pero si vamos a pagar con billetes ajaditos de un dólar, pues algunos
vendedores se dan el lujo de no recibirlos…
El mercado de cambio de moneda de medianas o altas denominaciones por bajas,
está dominado por comerciantes chinos apostados en las paradas del metro o en
inmediaciones de supermercados y zonas de comercio, pregonando “cambio,
cambio”. Por cada 10 dólares, entregan solo el equivalente a 7, dicen. O cambian una parte en dólares y otra en
bolívares. Lo que haya.
Además
del cambio callejero de monedas, se nota que algo está cambiando, al menos con
un vigor del volumen de mercaderías y comercio que bulle, a diferencia de la
tremenda escasez de alimentos que se registraba en 2019, y que nos mantenía a
mi hermana, a quien también visitaba entonces, buscando harina pan, aceite y
arroz en cuanto almacén hubiera en los alrededores de donde estábamos viviendo.
Y
sí es cierto que se respira un nuevo aliento en Venezuela. La gente dice que es por las elecciones
regionales del próximo 21 de noviembre. Pero hay más que el reparcheo de vías,
la limpieza de parques y zonas verdes o la remodelación y mantenimiento de obras
como una piscina pública y la biblioteca de un instituto oficial de cualquier
municipio cercano a Caracas.
También
cuenta toda una población pudiente a la que nunca la afectó la escasez ni los
altibajos políticos y que mantiene abiertos restaurantes costosos y centros
comerciales con mercancías de marca y toda una oferta que recuerda a los
antiguos magnates petroleros de la rica población Lecherías, conocida como la
Dubai venezolana.
Cuenta,
además, la liberación de las semanas radicales, impuestas por la pandemia del
coronavirus, que mantenían el encierro sanitario, ahora con toda una temporada
flexible desde noviembre y diciembre para la población con apertura de
movimientos y traslados.
Se
agrega a la temporada de cambios la entrega a los venezolanos de toda una gama
de bonos Patria que van desde el subsidio a madres por cada hijo, bonos para el
adulto mayor, tipo Familias en Acción y adulto mayor de Colombia, además de
bonos de salud y otros con nombres y significados muy peculiares.
Dicen
que han sido repartido en dos oportunidades bonos de 11 bolívares en lo corrido
de noviembre y toda una entrega de pequeños subsidios, que por muy poco que signifiquen
en Colombia, suman para mantener la dinámica de la compra y venta de alimentos
que nutren el sistema de gobierno y las elecciones.
El
rebusque y los bochaqueros
La
bolsa de la comida que reparte el gobierno a los millones de venezolanes
inscritos en la plataforma Patriótica, también es producto de todo un mercado
ilegal. El valor que paga cada familia es de tres bolívares y tienen derecho a
otro si hay miembros de la familia con desnutrición o adultos mayores o
situaciones especiales comprobadas. El
valor en el mercado podría ser de unas 5 o 10 veces más.
Sin
embargo, aseguran que muchos mercados son saqueados por los intermediarios en
las gobernaciones y alcaldías y llegan incompletos a los hogares. Los alimentos
saqueados entran a todo un entramado de reventa y trueque, “una especie de
mercado del hambre” realizado por avivatos que aquí llaman ‘bochaqueros’.
Nuevos
valores de vida
Un
leve cambio en la situación venezolana se puede constatar en pequeños detalles
que saltan a la vista. Como que fue arreglada y reinaugurada una piscina privada
comunitaria que había estado fuera de servicio desde 2015 y que tuve la
oportunidad de ver rota en 2019, encharcada de agua verde, en el conjunto
residencial de familias de clase media donde vive mi hermana.
El
pasado 31 de octubre, hubo reinauguración y fiesta de Halloween en la piscina
con música y bocadillos, alegrado por varias familias que acompañaban a niños
pequeños que iban a nadar allí por primera vez y un enjambre de adolescentes
con el pelo pintado en rayones dorados compartiendo música de jóvenes.
En
el conjunto casi ya no quedan los carros que estuvieron varados por un caucho
(llanta) en los parqueaderos y se aprecian muy pocos en los que crece maleza y
lama debajo de ellos. El fin de semana el parqueadero está lleno de carros,
aunque muchos de los hijos jóvenes de estas familias han emigrado o ya no viven
con sus padres. Son escasos los carros de alta gama o nuevos modelos, mientras algunos
vecinos le hacen mantenimiento al motor, bajo el capó de sus vehículos.
“La
gente se ha empobrecido tía, pero hemos aterrizado a la fuerza” dijo mi
sobrino, al llegar al conjunto de apartamentos y pasar por la hilera de
edificios con las paredes de los balcones resquebrajadas, agrietadas por la
humedad y la falta de pintura.
La
gente aprendió a priorizar en los artículos de primera necesidad y el estrene
de ropa, paseos o la remodelación de viviendas o compra de carros es secundaria,
y se ha enfocado en llevar alimentos y servicios prioritarios a sus hogares.
Si
en Colombia el altísimo costo de los servicios públicos tiene en el colapso a
muchas familias de clase media, no podemos olvidar que en Venezuela el pago de
servicios públicos como el agua y la luz no existe o es simbólico y
significarían solo pagar centavos en Colombia.
El
dólar y su mano invisible
“Si
algo está cambiando es porque casi todo se mueve en dólares. Y es porque la
propia gente está haciendo que algo cambie con el rebusque”, dice Yelitza
Ovalle, de 48 años y quien por necesidad trabaja por días en una casa de
familia.
Cuenta
que lo que pasa en el centro de Caracas y todas las zonas de comercio es un
nuevo dinamismo que se ha tomado la economía desde que a fuerza de necesidad “a
la gente le tocó buscar alternativas de subsistencia, que el gobierno no ha
ofrecido”.
Desde
octubre pasado se ordenó la eliminación de los seis ceros de un bolívar hiper
devaluado, con lo cual el comercio tomó un breve respiro y un fugaz mejor poder
adquisitivo que rápidamente corre el riesgo de ser de nuevo superado por el
precio y mercado de dólares que circula en los supermercados y tiendas.
Hasta
en los toldos campesinos que ofrecen alimentos y productos cultivados en los
municipios vecinos de Caracas, el precio al público se ofrece en bolívares,
pero igual reciben con ansiedad todos los dólares en efectivo que lleguen.
Paso
lento
De
paso por este bello país hermano, me conmueve el silencio de la gente en sus
calles y pareciera que el tiempo se habría detenido desde mi última visita, en
enero de 2019, época turbulenta en las avenidas de Caracas y del país, cuando
un joven que casi nadie conocía se autoproclamó presidente interino de la
República de Venezuela.
Las
calles atiborradas de opositores, como también las marchas paralelas de quienes
defienden al oficialismo, produjo una cascada de hechos violentos y caóticos que
apalancaron el rechazo internacional al gobierno chavista y la ruptura de
relaciones entre Colombia y Venezuela y el cierre de la embajada de Estados
Unidos en Caracas. Quienes visitábamos
por esos días este país, quedamos en el limbo de pasar la frontera sin el sello
de salida en el pasaporte.
Desde
hace años, no hay marchas de protestas y poco que se habla de la oposición.
“Parece que están prohibidas así sean pacíficas”, dicen. El bloqueo de la economía de Estados Unidos y
Europa a Venezuela afecta a la clase media y la gente pobre. Parece que falta
mucho para que el país implemente la soberanía alimentaria.
“Cuando hablamos en voz alta en el metro quejándonos de la situación, ya no salen tantos gallitos a defender al gobierno. La gente se queda callada”, cuenta Yelitza. Algunas cosas podrían estar cambiando.
Hable y escriba correctamente con el profesor Enrique Ordóñez
AUDIO 3
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